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Venimos escuchando y leyendo en los últimos años teorías y razonamientos varios que defienden la determinante opción de salir de nuestra zona de confort. Pero, ¿realmente necesitas salir de tu zona de confort?

 

Esta cuestión es la que nos ha motivado a redactar este post en el que vas a poder ver de manera práctica qué es la famosa zona de confort, si necesitas salir de ella y, en caso afirmativo, qué pasos debes seguir para salir de ella.

Comenzamos diciendo que la zona de confort, más que un lugar físico es un estado mental en el cuál te encuentras cómodo debido a que todo lo que hay en ella te resulta familiar y no supone un peligro o un esfuerzo para tu mente, por lo cual, tu mente hará todo lo posible para mantenerte «protegido» dentro de ella. Sin embargo, el problema llega cando tu zona de confort te asfixia y no sabes cómo salir de ella o te ves incapaz de tomar decisiones y avanzar a explorar nuevas opciones.

 

Y tal vez pienses… ¿qué hay de malo en quedarme dentro de mi zona de confort? Nada. No hay nada de malo, siempre que esto sea lo que quieres para ti y para tu vida y te haga feliz mantenerte así.
Aunque estamos acostumbrados a oír que sí o sí tenemos que salir de nuestra zona de confort, si eres de los que sencillamente disfrutan de lo que tienen, de cada pequeño detalle, de cada minuto de vida y ya has encontrado tu lugar, sientes que no necesitas buscar más allá de lo que tienes a tu alcance, es muy posible que no tengas necesidad de salir de tu zona de confort.
El handicap llega cuando quieres avanzar y te sientes paralizado, sin saber hacia donde moverte. ¿Porqué ocurre te esto?
La causa radica en no tener un objetivo definido, o tal vez sí lo tienes pero no sabes cómo llegar hasta él; es decir, te hace falta una estrategia para alcanzarlo. En este caso suelen hacerse manifiestas la existencia de creencias limitantes arraigadas en el subconsciente y que suelen estar ligadas a vivencias pasadas. Por este motivo, es primordial saber cuál es tu objetivo, porque tal como reza el dicho, no existe buen puerto para aquel que no sabe hacia dónde quiere navegar.

 

Para producir un cambio real y salir de la zona de confort es necesario que comprendas que eres capaz de hacerlo, es decir, puedes salir de tu zona de confort siempre que creas en ti mismo y en tu capacidad para afrontar el cambio, visualizar aquello que quieres y ponerle fecha de caducidad y, por supuesto, trabajar arduamente para alcanzarlo.
Ahora bien para lograrlo sin caer en la desesperación, es necesario que tengas en cuenta ciertos conceptos y ponerlos en práctica en tu día a día para te guíen en el proceso de cambio.

Valora tu zona de aprendizaje y esfuérzate por cultivarla

 

La zona de aprendizaje es la zona que te permite ampliar en conocimientos del mundo realizando actividades diferentes tales como: aprender un nuevo idioma, viajar a lugares desconocidos o desarrollar un nueva habilidad como por ejemplo: aprender a cocinar, aprender a hablar en público o a patinar; todo esto te permite ampliar tu nivel de consciencia y tu visión del mundo, porque aprendes y te enriqueces de nuevas culturas, vivencias y, gradualmente, la suma de todas estas nuevas experiencias hacen que modifiques tus hábitos y te relaciones mejor con tu entorno.

Por eso, se pueden diferenciar dos tipos de personas, por un lado están las que les encanta estar en la zona de aprendizaje y vivir experiencias nuevas, descubrir nuevas habilidades, etc. Por otro lado, están las que no les gusta salir de su zona de confort, bien porque ya se sienten felices como están o bien por miedo al cambio.

Si te encuentras en el segundo grupo y te mantienes ahí porque te inquietan los cambios que puedan aparecer ante ti, ten presente que cuando amplias tu zona de confort no pierdes lo antes aprendido, sencillamente sustituyes unas habilidades (aquellas que no te aportan nada positivo ni constructivo) por otras más productivas y conservas las que son útiles para seguir evolucionando. Por tanto, el cambio es siempre para mejor, siempre positivo porque te enriquece interiormente.

Y después está la zona del pánico, es decir, aquella zona desconocida y que suele tomarse casi como el fin del mundo; más allá no existe vida; porque siempre están los miedos condicionantes y los eternos ‘y sis’¿Y si todo sale mal? entonces prefiero estar en mi zona de confort, ¿y si no termino de adaptarme a las nuevas situaciones…? y un largo en interminable número de ‘y sis’.

No obstante, como si de una moneda se tratase está la otra cara de la misma zona, donde ocurren los cambios, tu mentalidad absorbe el cambio de un modo positivo y desarrollas la mejor versión de ti mismo¿Y si todo sale bien? Entonces tu beneficio es mayor que el esfuerzo que inviertes para obtenerlo y, recuerda que la ley de la mejora continua establece que cuando un aspecto de tu vida mejora todos los demás le siguen.

Por supuesto, para llegar a esta zona y sentirte bien contigo mismo deberás desarrollar nuevas habilidades y mantener una actitud positiva, la motivación alta y, sobre todo, estar comprometido contigo mismo en que el cambio es posible, ya que es el compromiso, y no la motivación, el que te dará la energía suficiente para correr este maratón.

El problema radica cuando partes con la idea preconcebida que salir de la zona de confort es una carrera de velocidad sin apreciar que se trata, en realidad, de una maratón de fondo, donde hay que lidiar con muchos frentes, donde lo más importante es conservar el foco en el objetivo, ser fiel a tu propósito y hacer todo lo necesario para alcanzar la meta deseada, seguir trabajando y poco a poco avanzar objetivo tras objetivo hasta lograr no sólo salir de tu zona de confort sino transformar tu vida dando un giro de 180º.

¿Cómo puedes salir de tu zona de confort?

Ahora sí, pasamos a desvelar las 3 claves para salir definitivamente de tu zona de confort.

  • Combatir tus miedos

Para lograr salir definitivamente de la zona de confort te toca trabajar los principales miedos que afectan a la sociedad y que por ende, es muy posible que también te afecten a ti en mayor o menor medida. Estos miedos son los clásicos de siempre: miedo al qué dirán, miedo al ridículo, miedo al fracaso e incluso miedo al éxito.

Para combatir estos miedos es fundamental creer en ti y sobre todo conservar el foco en tu objetivo: disfrutar mejor de tu tiempo libre, viajar, rodearte que aquellos a los que quieres, obtener libertad financiera, etc.

No olvides que el miedo es una creencia limitadora que debes identificar y reflexionar: ¿Porqué no estoy consiguiendo lo que quiero?, ¿Qué hay detrás de este fracaso? Porque cuando se gestionan correctamente los miedos crece tu autoestima y esto te da una visión más amplia de ti mismo y de tus habilidades.

 

  • Evolucionar interiormente

Para evolucionar debes buscar tu Qué, es decir, qué es lo que te motiva a seguir intentándolo y pensar a largo plazo para ampliar el abanico de posibilidades. Luego debes trazar un plan y crear tu propia estrategia, avanzar despacio y con paso firme hacia tu meta y en el camino disfrutar de todos lo pequeños logros que vas cosechando. Esto es muy importante, porque si no sabes disfrutar de tus logros, por pequeños que estos sean el camino se te hará muy complicado, además, estarás preparando a tu mente para ir asimilando futuros logros más importantes.

Asimismo, es necesario que te liberes de tus prejuicios y pensamientos limitantes y empezar a confiar en ti mismo teniendo en cuenta tus ¿Qué?, ¿Para qué? y tu o tus ¿Porqué? y a partir de aquí trabajar arduamente, con mucho compromiso, constancia, esfuerzo y dedicación y poco a poco con la acción ir dejando atrás tu zona de confort.

Al principio puedes estar o sentirte inseguro y tener dudas, es normal eres humano, y estás en proceso de crecimiento y esto te genera dudas e inquietudes sobre miles de cosas y te lleva a replantearte millones de detalles sobre ti o sobre tu vida. Estás tomando consciencia de lo que te falta por aprender, por este motivo, resulta útil tener presente cuáles son tus valores y tus principios para no desviarte del camino y conservar tu foco.

 

  • Priorizar

 

Es imprescindible que encuentres el método que mejor te funcione. Una buena técnica consiste en crearte una lista de actividades diarias para el día a día y tratar en lo posible de cumplir con tus objetivos diarios, esto te dará la sensación de estar avanzando y poco a poco verás como la cantidad de actividades planteadas o metas por alcanzar se van reduciendo, y en su lugar aparecerán otras nuevas que tal vez ni habías pensado o imaginado que tenias o podías hacer, sólo sigue con este buen hábito y verás como poco a poco los objetivos se logran.

También es importante saber priorizar las actividades, es decir aquellas que son más productivas y que requieren más tiempo y energía es recomendable hacerlas por la mañana porque es cuando estás más lleno de energía y deja aquellas actividades secundarias para cuando estés más cansado, recuerda, priorizar es una palabra clave importante en todo este proceso.

Por último, no te rindas, aunque caigas una y otra vez o te parezca que avanzas muy lentamente, sé insistente. Sigue intentándolo a pesar de tus caídas, pues gracias a esas caídas estás aprendiendo, estás elaborando el camino.

He perdido más de nueve mil oportunidades en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. Me han confiado 26 veces el tiro ganador y he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y por eso he tenido éxito – Michael Jordan

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